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RITUALES Y FUEGO: TIE-DYE OSCURO

Retomamos aquello que tanto mencionamos desde el 2020, el retorno del esoterismo y el ocultismo. En este caso, a través de esta variante del tie-dye, resignificamos una estética asociada a lo infantil y la convertimos en algo realista y adulto.

Esta tendencia la definiremos como tie-dye oscuro, o tie-dye putrefacto.

¿Qué es aquello que tanto nos atrae del proceso de la putrefacción como para convertirlo en un ícono del vestir en este 2021?

Nos alineamos con la concepción del ser humano y la naturaleza como ciclos interconectados, en donde la muerte y la transformación son simplemente estadios en el proceso, como cualquier otro.

Esto radica en el refuerzo de técnicas sustentables, pero esta vez con una connotación oscura.

Esta oscuridad representa lo reprimido e ignorado por el ser humano durante siglos. La represión de aquel paso natural entre la vida y la muerte, y sus reminiscencias en el propio cuerpo.

El cuerpo se convierte en una huella, en algo pasajero que se irá fusionando con su entorno en la medida que se vaya descomponiendo, tal y como lo hace cualquier otro ser vivo.

Este entendimiento del cuerpo nos permite asimilar la importancia de los procesos sustentables desde otro punto de vista, uno poco usual.

El momento en el que comprendemos y asimilamos que nuestro cuerpo es igual que cualquier otra materia que deja su huella en el medio ambiente, hacemos consciente el tipo de huellas que dejamos y cómo queremos que estas sean diferentes en un futuro, y por qué no en un presente.

Nace una nueva conexión con la muerte y la descomposición.

Así, nos alejamos del tie-dye artificial que juega con colores irreales y psicodélicos, para acercarnos a un tie-dye en donde el sentimiento de supervivencia post-apocalíptica es lo que prima.

La naturaleza y la complejidad de sus ciclos toma cuerpo mediante esta tendencia. Una tendencia que genera afición y rechazo, ya que nos atrae desde lo reprimido y desafía los límites de nuestra creencia superyoica de infinitud.

Tanto desde la técnica como desde la estética, lo sustentable se hace presente con esta tendencia.

Por un lado, el juego colorimétrico oscuro y terrestre permite asociar estas prendas a una estética que parte y se nutre de la naturaleza y su paleta elemental, tanto en la riqueza como en la escasez.

Por el otro lado, la técnica del tie-dye nos remite a cierta experimentación textil en donde la re-utilización y re-significación de prendas es lo que prima, haciendo cuerpo y consciencia sobre la huella de la materia.

En última instancia, con esta tendencia vuelve a hacerse presente la necesidad de sentirnos únic@s, irrepetibles y representad@s en esencia por aquello que elegimos como vía de expresión  corporal en nuestro día a día.

La personalización y la necesidad de una prenda única e irrepetible es algo que todavía nos inspira y motiva. Ya sea realizado por nosotr@s mism@s o por un@ diseñador@, el valor de la moda de hoy radica en la posibilidad de tener una prenda única en el mundo.

Nota por María Blardone. Comunicadora de moda y asesora de imagen, especializada en análisis y predicción de tendencias

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