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LA HIPOCRESÍA DE LO SINTÉTICO

Luego de haber comprendido el sentido escondido detrás del Día de la Tierra, es momento de adentrarnos en lo más oscuro del discurso popular de la supuesta sustentabilidad.

No voy a negar que esta va a ser una nota polémica, pero la idea siempre es dejarnos pensando… que nos surjan preguntas, cuestionamientos y nos animemos a desafiar los propios límites de lo que adoptamos como creencias, valores y hábitos sin siquiera pensarlo dos veces.

La gran pregunta que les traigo hoy es sobre lo sintético. Una pregunta molesta que intentamos evitar cuando nos encontramos con reemplazos artificiales de productos provenientes de la naturaleza. Pero, el maltrato animal tampoco puede ser obviado. Entonces, ¿qué tan sustentable es usar cualquier tipo de piel (natural o sintética)?

La sustentabilidad atraviesa no sólo el cuidado del medio ambiente sino el factor humano y social que nos permite vivir en sociedad respetando a cualquier ser vivo que conviva con nosotr@s.

La sustentabilidad es naturaleza, pero también humanidad.

Según un estudio del 2007 de la Universidad Abierta Interamericana, ‘el término ‘sustentabilidad’ sufrió diferentes transformaciones a lo largo del tiempo hasta llegar al concepto moderno basado en el desarrollo de los sistemas socio-ecológicos para lograr una nueva configuración en las tres dimensiones centrales del desarrollo sustentable: la económica, la social y la ambiental.’

Tendemos a enfocarnos únicamente en lo ambiental, sin aceptar que es imposible realizar cambios en el medio ambiente sin transformar el sistema político-socio-económico que nos sostiene y da las comodidades de las que creemos que no podemos prescindir.

¿Qué tan sustentable se puede ser si se explota a un ser humano? Aunque parezca increíble, todavía estamos en un estadio socio-cultural en el que parece necesario tener que aclarar algo tan básico como brindarle a l@s emplead@s condiciones decentes de trabajo, sin explotación ni maltrato de cualquier tipo. 

Porque detrás de toda compra fácil y rápida, el respeto por los derechos humanos es lo primero que se sacrifica; y sí, luego el de la preservación de la naturaleza.

Queremos cuidar el planeta, reciclamos y nos hacemos vegan@s, pero nos quejamos si el pedido que hicimos tarda más de 5 días en llegar a nuestras casas… La hipocresía nos atraviesa, y nuestra consciencia y racionalidad es más rápida que nuestra capacidad de adaptarnos a nuevos hábitos y procesos de consumo. Entonces, ¿qué tan sustentables somos?

Tanto en la alimentación como en la moda, la obsesión por buscar suplementos y reemplazos de lo ya conocido nos conduce a esa imitación que busca replicar en vez de crear de cero, desde la adaptabilidad y la evolución.

Buscamos reemplazos de carne, quesos, pieles, cueros… que no lo sean pero que se vean como ellos. Buscamos engañar a nuestros sentidos con tal de no adaptarnos a nuevas costumbres y estéticas. Y, luego, pretendemos que la diversidad sea incluida en nuestro día a día.

Las contradicciones son constantes y se reflejan en todas las aristas de nuestras vidas. 

Esta concientización no busca echar culpas, sino dejar de mentirnos a nosotr@s mism@s. Reflexionar sobre nuestras disociaciones entre el dicho y el hecho, y cómo podemos hacer para cambiar y evolucionar atravesando una crisis de identidad tanto individual como comunitaria.

Buscamos la réplica, el sentido de pertenencia y la semejanza para con lo conocido. Esto se refleja no sólo en las pieles sintéticas sino en la estipulada forma creativa que sea mecánica y ‘productiva’ para el sistema.

Lo sintético como ficcional, lo sintético como plástico igual de dañino que asesinar un animal para quitarle su piel.

Vos, ¿de qué lado querés estar?

Posted by María Blardone. Comunicadora de moda y asesora de imagen, especializada en análisis y predicción de tendencias.

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