Hablemos del 2020, un año definitivamente transformador en todo sentido.
La moda y sus tendencias siempre están arraigadas profundamente a los cambios socio-culturales, las revoluciones, las necesidades y los deseos tanto de las masas como de los nichos.
Este 2020 se caracterizó por enfrentarnos a una transformación impuesta, a la fuerza. Una transformación que no nos dio opción. Una transformación que nos invitó a renacer tanto corporal como mentalmente.
Nuestros valores se vieron en jaque, nuestros intereses trastocados, y nos vimos obligad@s a replantearnos la forma en que nos organizamos como sociedad, en que nos saciamos como individuos y en que nos conectamos tanto intra como inter-personalmente.
La industria de moda se vio afectada, y eso fue producto no sólo de la pandemia y re-estructuraciones económicas. Nuestro comportamiento como usuari@s y consumidores también sufrió una transformación (en algun@s a mayor y en otr@s a menor escala), pero masivamente el cambio se notó en una y cada una de las marcas y emprendimientos que conforman a la industria.
Como consumidores nos topamos con dos maneras de lidiar con la situación mundial pandémica que trajo angustia, revolución, nostalgia, desesperación, fobias y, sobre todo, introspección.
Por un lado, estuvimos quienes abrimos camino hacia la inauguración de un consumo más consciente y responsable, ya asquead@s del capitalismo y su compra-venta sin sentido compulsiva y excesiva.
En su contraparte, no tod@s reaccionamos de las mismas formas ante sucesos tan traumáticos. Much@s (por no decir la mayoría) eligieron sumergirse en el consuelo del consumo desmedido y facilitado por la falta de tangibilidad. La digitalización se vio perfeccionada e incitó a que vari@s calmen sus penas, vacíos y tiempo libre comprando sin parar… cualquier cosa era suficiente para llenar tanta incertidumbre.
Pero los meses pasaron y la situación no mejoró, ni se flexibilizó. Ya pasada la mitad del año y varios meses de encierro, no había producto, comida ni servicio que alcanzara para llenar ese vacío tan profundo.
De este modo, la transformación se hizo más masiva, y la reflexión sobre nuestras rutinas y hábitos de consumo empezó a llegar a cada vez más gente.
El 2020 nos enseñó a que la moda no es más que una proyección de nuestro estado mental, a que la moda no hace más ni menos que comunicar específicamente lo que sentimos y lo que estamos pidiendo decir a gritos. Si no se nos escucha, al menos daremos un mensaje a través de nuestras prendas (tanto las que elegimos, consumimos como las que diseñamos).
El 2020 es tan solo el comienzo de un gran cambio estructural y radical, a nivel mundial y multi-disciplinario. Y, la industria de moda no se salva.
El 2020 nos enseñó que la sustentabilidad es un objetivo y cambio de paradigma, no una tendencia ni herramienta de marketing.
El 2020 nos recordó que la versatilidad y el estilo propio son los pilares para un consumo consciente a largo plazo. Comprendimos, al fin y al cabo, que la cantidad no vale más que la calidad… y que la calidad tampoco pesa si no nos sentimos cómod@s con ella.
El 2020 nos hizo comprender que el futuro de la moda es el auto-conocimiento, el auto-estima y la mutación constante; que el poder está (y siempre estuvo) en l@s consumidores.
Por ende, qué mejor que dar comienzo al 2021 a partir de esta nueva perspectiva sobre la moda.
En vez de comprar productos que no necesitamos, l@s invitamos a zambullirse en sus placares (y los de sus familiares). L@s invitamos a que busquen prendas especiales y les den nuevos usos, a que jueguen como si el vestirse para las fiestas de fin de año fuese vestirse para una editorial de moda. Anímense a probar, a re-definir los usos y tipologías de las prendas que ya tienen. Conviertan ese vestido en falda, ese pañuelo en kimono, ese pantalón en short… Anímense a superponer y generar contrastes disruptivos a través de colores y texturas.
El 2021 se tratará sobre re-definir la belleza, aprender sobre el verdadero multi-uso e incorporar la versatilidad tanto en lo exterior como en el interior.
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Posted by María Blardone. Comunicadora de moda y asesora de imagen.
